viernes, 5 de abril de 2013

A SHANGÓ LE GUSTA SER SANTA BÁRBARA


Y comenzó a encontrar semejanzas entre aquellos seres que dirigían el rayo…, que eran guerreros… con aquellos oricha que tenían las mismas cualidades o cargaban idénticos materiales.[i]
Esta frase se la oí decir a un amigo, y a partir de entonces se suscitó entre los que la oyeron un debate de índole ¿teológica? Sin ánimos de contribuir al dogma, ni rivalizar con la creencia y sabiduría de teólogos y mayores de religión, asumo la posición de comentar esta frase.
Recapitulemos:
Santa Bárbara de Bitinia es una mártir y una santa de la Iglesia católica, de la cual se desconoce la fecha de su nacimiento, no así con la de su muerte que es fijada en el 235. La leyenda refiere que durante un retiro en la torre que su padre construyó para protegerla, se convirtió al cristianismo, contra la voluntad de este. Aunque su historia es algo oscura, predomina esta versión: El imperio romano decadente que vio en el cristianismo un enemigo, la condenó a muerte a tenor de la justicia del gobernador de Nicomedia, a quien le fue entregado el caso de esta mujer sin conseguir hacerle renunciar a su fe. Su mismo padre la castigó, decapitándola. Una vez cumplida la sentencia el padre cayó fulminado por un rayo. Este es el motivo por el que se asocia a santa Bárbara con los rayos y se le reza durante las tormentas. Por la misma razón es la patrona de la artillería, y su imagen en otros tiempos presidía con frecuencia arsenales y polvorines. Se nos presenta con atributos casi reales, (de acuerdo a su rango, manto y corona), y una espada en su diestra. Su festividad se conmemora el 4 de diciembre.
Es bien sabido que desde el siglo VII la vida política y económica de la España feudal, estaba claramente orientada hacia la Iglesia Católica. Hacia el 711 los musulmanes irrumpieron en la península Ibérica, instaurando un reinado que se extendió por más de cinco siglos, hasta que la dinastía de los Reyes Católicos (nombre con el que se conoce a Fernando de Aragón e Isabel de Castilla) incorporaron el reino de Granada a los cinco reinos de la Península. La correlación de fuerzas en la Hispania, se vio favorecida por una especial atención papal como por ejemplo los casos de San Constantino (88), 708-715, animando a los cristianos contra los infieles; San Pascual I (98),  817-824, que ayudó contra los sarracenos a los cristianos de Palestina y España y Nicolás V (206) 1447-1455, el cual ayudó a España a expulsar definitivamente a los sarracenos.[ii]
La Reconquista; nombre que recibe la ofensiva militar para expulsar a los árabes de Al-Andalus, y que concluye con la formación del estado nacional español, tuvo la aprobación y beneplácito vaticano. Santa Bárbara fue exponencialmente elevada a protectora del español fervoroso, y del marino atrevido, y del colonizador goloso, que llegaba al Nuevo Mundo, descubierto para Europa por Colón, el 12 de octubre de 1492.
África, nos acerca, por la vía de la trata, una cultura estructurada en clanes tribales, o estados primitivos de tipo semifeudal, con un desarrollo mitológico y religioso significativo.
Şangó es uno de los dioses tribales de los yoruba. Como sacerdote, hechicero, aàfín (rey) de Oyó, se le atribuyen poderes sobrenaturales sobre los fenómenos atmosféricos. Su culto está vinculado profundamente con los cultos agrarios, porque él es el Dador de las Lluvias, con el sacerdocio; el tablero del poder (àtèpón ifá) le fue entregado antes que a Òrúnmìlà, con el culto a los herreros, como dios del fuego, y con las ligas secretas (Ògbònì), por su relevancia en la realización de funciones judiciales y policiales. 
Cuba se volvió escenario de transculturación y fusión cultural entre un colonizador devoto, no precisamente teólogo, y un aborigen autóctono, cuyo desarrollo religioso era muy elemental. La crueldad con que fue tratado este aborigen, obligado a trabajar incansablemente buscando oro, y la poca resistencia de esta raza, acabaron por extinguir al indígena, sin siquiera haberse fusionado con el español[iii].
El colono obligado a educar a sus encomendados en el dogma cristiano, y posteriormente a su dotación obligaba a los esclavos a participar en la festividad de sus santos patronos; entre ellos santa Bárbara.
El africano a pesar de ser sometido a la misma explotación, interactuó con la realidad del colonizador por mucho más tiempo (Guanche 1996:51), aportándole a la liturgia cristiana fuertes influencias del dogma yoruba. El tiempo fue configurando un arte, una música, una religiosidad cubanas.
El proceso de transculturación, ocurrió también con la cultura y el idioma de las demás tribus provenientes de África: “estos (yorubas y congos) fueron portadores de culturas que, debido a su desarrollo en tierras africanas, continuaron en el nuevo continente americano el proceso de amalgama que ya se había originado…debido al gran desarrollo religioso-cultural y político militar de las ciudades estado yorubas y el llamado imperio de Manicongo” (Valdés Bernal 1987:19). Al llegar al Nuevo Mundo, el sincretismo, que tiene lugar principalmente en los núcleos urbanos, produjo el complejo religioso Osha-Ifá.
A Şangó le gusta ser santa Bárbara. ¿Acaso estamos femeneizando el arquetipo de virilidad y fuerza de la comunidad yoruba? ¿Nos estamos refiriendo a un caso de travestismo mitológico? ¿Estamos minimizando la constancia y la piedad de esa mujer que prefirió morir, a traicionar a su fe? Nada de eso.
El culto de Şangó encontró, a la altura psicológica de sus oficiantes, los esclavos, y a la luz de las escasas libertades que estos disfrutaban, una vía para mantenerse en la espiritualidad del yoruba: la transculturación.
La religión, el arte y la cultura cubana son “fruto generado por [la] cópula de pigmentaciones y culturas,… nueva sustancia,… nuevo color,… alquitarado producto de transculturación” (Ortiz 1974), entre la Europa y el África fundamentalmente. El esclavo, obligado a rendir culto el 4 de diciembre, “por haberse perdido el conocimiento de la oportunidad de su celebración africana” (Barreal 2001: 26) a santa Bárbara; adoraba a su òríşà, que en esta tierra tenía una imagen nueva.
Şangó es el dios de las tormentas; el culto a santa Bárbara está vinculado a este fenómeno atmosférico. Şangó es un òríşà guerrero cuyo atributo es un hacha bipene, santa Bárbara se le representa con una espada (la espada matadora de sarracenos); elevada a patrona de la artillería y de la soldadesca[iv]. A esta virgen la decapitaron, Şangó decapitado es reconocido en la tradición oral de Ifá. En múltiples pattakíes de la tradición yoruba Şangó se viste de mujer para escapar a sus enemigos[v]. Todas estas razones nos hacen ver con relativa facilidad el proceso que operó en la mentalidad de los oficiantes lucumíes cuando fueron adoctrinados en la “verdadera religión” que les imponía el colonizador.
El hecho de que la divinidad se disfrazara en la tradición oral para sobrevivir a una amenaza tangible, funcionó en la psicología de la comunidad como una señal mística, convenciéndolos de la importancia de disfrazar su voluntad, como lo había hecho su òríşà para llegar hasta ellos. Desde el batey hasta el cabildo se generalizó una adoración a la entidad afrocubana Changó (santa Bárbara- Şangó), a la cual se le oficiaba con los mismos cantos, y otros nuevos, como las frutas y animales, conque en la sabana subtropical de Benin, Dahomey y Togo se adoraba a Şangó, aàfín de Oyó, antepasado del clan.
A partir de la iniciación paulatina de los colonizadores blancos, en esta “religión de negros”, desde la capilla de la hacienda hasta la iglesia del altar mayor se rezaba al Changó afrocubano con la misma liturgia católica conque se oficiaba en el Vaticano.
Sin embargo estas razones solo explican la fusión entre estas divinidades que alcanzaron el reconocimiento religioso de su comunidad por vías diferentes.
Şangó como divinidad activa, fuerza energizante, en la imaginería de sus devotos, prefiere ser llamado en Cuba por el apelativo de santa Bárbara. ¿Por qué? La razón es muy sencilla: nuestro trabajo de campo nos ha develado que la mayor parte de los cubanos creyentes no adoran a la virgen católica, sino a Changó la entidad transculturada. Los santeros influenciados por la religión católica, y por las influencias del espiritismo kardecianista no adoran al Şangó tribal, al antepasado del clan, al sacerdote dador de las aguas y los fuegos, sino a la simbiosis entre el òríşà africano y la virgen cristiana, -nos dice Barreal- “Todo creyente, aunque haya pasado por el proceso de iniciación tan marcadamente africano y recibido la deidad en piedra, la tendrá representada en su casa por su imagen católica”(2001: 25, el subrayado es mío)
Por otra parte los descubrimientos antropológicos y en la sociología han contribuido a enriquecer el acervo cultural y ético de la religión afrocubana. La nueva entidad Changó (Şangó- santa Bárbara[vi]) ha permeado la idiosincrasia del cubano no como una semisuma exacta de dos divinidades individuales sino como arquetipo psicológico, que responde a las demandas espirituales de un pueblo que ha conformado su existencia con la heterogeneidad cultural de sus predecesores.
El pueblo cubano es un pueblo de fe. Fe canalizada en la voluntad popular que reconoce a Changó como dios cubano, resultado de la mezcla entre el homófono africano y una santa católica. “[…] si en el negro africano había una simple yuxtaposición de las ideas tomadas de las enseñanzas de la religión (católica) con las ideas y creencias fetichistas traídas… en el criollo… hay una tendencia manifiesta e incontenible a fundir esas creencias, a identificar esas enseñanzas.” (Nina Rodrigues 1935:171, el subrayado es mío)
Este arquetipo religioso se reconoce en Cuba a través del actuar y el pensar de “sus hijos”, de sus protegidos, de sus iniciados.
A Changó le gusta ser santa Bárbara porque en la espiritualidad del cubano ferviente el arquetipo psicológico que representa no es el del antepasado de la nación cubana y su linaje, ni el de hechicero del clan, ni el dador de buenas cosechas. Changó es simplemente un símbolo para la comunidad religiosa afrocubana. Como arquetipo es al mismo tiempo la fuerza implacable del fuego devastador, la relampagueante voluntad de la justicia, la cólera del pendenciero vengativo sobre los enemigos cotidianos. Es la jovialidad del festejo, la virilidad del libertino irresponsable, la sonoridad del tambor, la soltura en el baile, la generosidad de la abundancia, la comida y el otí,[vii] la vivacidad de la palabra, la diligencia de la hospitalidad. Es la indoblegable convicción en la creencia; hasta lo absurdo; la respetuosa irreverencia hacia lo impuesto, la incontrolable rebeldía dieciochesca, la voluntad indoblegable de una idea.
A Changó le gusta ser santa Bárbara porque en la espiritualidad del cubano representa la idiosincrasia de un pueblo mestizo “por la integración de los fermentos culturales traídos por los negros de África y los blancos de Europa” (Ortiz 1974), pueblo que adora al mismo tiempo a un dios vestido de mujer, y a una santa convertida en guerrera, convencido que los dioses están por encima de trifulcas teológicas, que no hacen más que dividir a los hombres.
A la santa Bárbara hispana le gusta ser ritmo de Changó…
Al aàfín Şangó le gusta ser Changó…, y cubano.

Bibliografía
Barreal Fernández, Isaac
2001
Retorno a las raíces. Editorial La Fuente Viva
De Souza Hernández, Adrián
2003
Ifá. Santa palabra. La ética del corazón. Ediciones Unión, Colombia
Guanche, Jesús
1996
Componentes étnicos de la nación cubana. Ediciones UNION. La Habana.
Febles Conde, Raúl
2006
Las voces de Ulkuma. (artículo inédito)
Ortiz, Fernando
1974.
La música afrocubana. Madrid: Ediciones Júcar.
Pichardo Moya, Felipe
1945
Los indios de Cuba en sus tiempos históricos. Trabajo leído en Camagiiey, en recepción pública la noche del 28 de septiembre de 1945. Academia de Historia de Cuba. (versión digital) Documento de Microsoft Word, 144 Kb, 25 págs.
Nina Rodrigues, Raimundo
1935
O animismo fetichista dos negros bahianos. Civilição Brasileira. Río de Janeiro. (consultado por Barreal 2001: 97)
Valdés Bernal, Sergio
2003
El legado yoruba en el español de Cuba. Congreso Cultural Yoruba
Valdés Bernal, Sergio
1987
Las lenguas del África subsaharana y el español en Cuba. Editorial Academia. La Habana.



[i] Barreal 2001:23
[ii] En este caso se ha reflejado el nombre con que se le reconoce en el canon católico, el orden en que se instituyó su papado, el periodo comprendido de su Nuncio y la acción concreta que realizó.
[iii] “La rápida extinción de los indocubanos fue un hecho cierto”. (Pichardo Moya 1945: 4)
[iv] Las leyendas hagiográficas los presentaban luchando contra otros o contra si mismos, vencedores unas veces y otras derrotados, gozando de la abundancia o sufriendo humillación, a veces fortalecidos en su fe y otras flaqueándoles. Pero, además, estos Santos católicos eran intercesores ante Dios, muy especializados en ocasiones, a quienes estaban especialmente encomendada una fuerza de la naturaleza, la prosperidad de los que ejercían determinado oficio o alguna específica actividad social (Barreal 2001:22-23)
[v]  Xangó es el dios del trueno y es representado por los meteoritos, hacha de piedra o piedras de rayo. Santa Bárbara es a su vez la patrona de las tempestades y los rayos…Como es el sentimiento de temor provocado por este fenómeno físico del rayo y del trueno lo que constituye el elemento fundamental de las creencias y originan la invocación a su patrono, la identidad esencial de los protectores fue más fuerte que su diferencia de sexo. (Nina Rodrigues 1935:173-174)
[vi] Muy peculiar es el proceso de transculturación entre los nagó, en el candomblé brasileño, “el dueño de los rayos se equipara a San Jerónimo (y más recientemente San Jorge, N. del A.) y santa Bárbara ha pasado a identificarse con Iansan- que entre nosotros más bien se le conoce como Oyá” (Barreal 2001: 98)
[vii] Aguardiente utilizado en los rituales confeccionado a base de maíz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario