Y comenzó a encontrar semejanzas entre aquellos seres que
dirigían el rayo…, que eran guerreros… con aquellos oricha que tenían las
mismas cualidades o cargaban idénticos materiales.[i]
Esta frase se la oí decir a un amigo, y a partir de
entonces se suscitó entre los que la oyeron un debate de índole ¿teológica? Sin
ánimos de contribuir al dogma, ni rivalizar con la creencia y sabiduría de teólogos
y mayores de religión, asumo la posición de comentar esta frase.
Recapitulemos:
Santa Bárbara de Bitinia es una
mártir y una santa de la Iglesia católica, de la cual se desconoce la fecha de
su nacimiento, no así con la de su muerte que es fijada en el 235. La leyenda refiere
que durante un retiro en la torre que su padre construyó para protegerla, se
convirtió al cristianismo, contra la voluntad de este. Aunque su historia es
algo oscura, predomina esta versión: El imperio romano decadente que vio en el
cristianismo un enemigo, la condenó a muerte a tenor de la justicia del gobernador
de Nicomedia, a quien le fue entregado el caso de esta mujer sin conseguir
hacerle renunciar a su fe. Su mismo padre la castigó, decapitándola. Una vez
cumplida la sentencia el padre cayó fulminado por un rayo. Este es el motivo
por el que se asocia a santa Bárbara con los rayos y se le reza durante las
tormentas. Por la misma razón es la patrona de la artillería, y su imagen en
otros tiempos presidía con frecuencia arsenales y polvorines. Se nos presenta
con atributos casi reales, (de acuerdo a su rango, manto y corona), y una
espada en su diestra. Su festividad se conmemora el 4 de diciembre.
Es bien sabido que desde el siglo VII la vida
política y económica de la España feudal, estaba claramente orientada hacia la
Iglesia Católica. Hacia el 711 los musulmanes irrumpieron en la península Ibérica,
instaurando un reinado que se extendió por más de cinco siglos, hasta que la
dinastía de los Reyes Católicos (nombre con el que se conoce a Fernando de
Aragón e Isabel de Castilla) incorporaron el reino de Granada a los cinco
reinos de la Península. La correlación de fuerzas en la Hispania, se
vio favorecida por una especial atención papal como por ejemplo los casos de San
Constantino (88), 708-715, animando a los cristianos contra los infieles; San
Pascual I (98), 817-824, que ayudó
contra los sarracenos a los cristianos de Palestina y España y Nicolás V (206)
1447-1455, el cual ayudó a España a expulsar definitivamente a los sarracenos.[ii]
La Reconquista; nombre que recibe la ofensiva militar
para expulsar a los árabes de Al-Andalus, y que concluye con la formación del
estado nacional español, tuvo la aprobación y beneplácito vaticano. Santa Bárbara
fue exponencialmente elevada a protectora del español fervoroso, y del marino
atrevido, y del colonizador goloso, que llegaba al Nuevo Mundo, descubierto para
Europa por Colón, el 12 de octubre de 1492.
África, nos acerca, por la vía de la trata, una cultura
estructurada en clanes tribales, o estados primitivos de tipo semifeudal, con un
desarrollo mitológico y religioso significativo.
Şangó es uno de los dioses
tribales de los yoruba. Como sacerdote, hechicero, aàfín (rey) de Oyó, se le
atribuyen poderes sobrenaturales sobre los fenómenos atmosféricos. Su culto
está vinculado profundamente con los cultos agrarios, porque él es el Dador de
las Lluvias, con el sacerdocio; el tablero del poder (àtèpón ifá) le fue
entregado antes que a Òrúnmìlà, con el culto a los herreros, como dios del
fuego, y con las ligas secretas (Ògbònì), por su relevancia en la realización
de funciones judiciales y policiales.
Cuba se volvió escenario de transculturación y fusión
cultural entre un colonizador devoto, no
precisamente teólogo, y un aborigen autóctono, cuyo desarrollo religioso era
muy elemental. La crueldad con que fue tratado este aborigen, obligado a
trabajar incansablemente buscando oro, y la poca resistencia de esta raza,
acabaron por extinguir al indígena, sin siquiera haberse fusionado con el
español[iii].
El colono obligado a educar a sus encomendados en el
dogma cristiano, y posteriormente a su dotación obligaba a los esclavos a
participar en la festividad de sus santos patronos; entre ellos santa Bárbara.
El africano a pesar de ser sometido a la misma
explotación, interactuó con la realidad del colonizador por mucho más tiempo
(Guanche 1996:51), aportándole a la liturgia cristiana fuertes influencias del
dogma yoruba. El tiempo fue configurando un arte, una música, una religiosidad cubanas.
El proceso de transculturación, ocurrió también con la
cultura y el idioma de las demás tribus provenientes de África: “estos (yorubas
y congos) fueron portadores de culturas que, debido a su desarrollo en tierras
africanas, continuaron en el nuevo continente americano el proceso de amalgama
que ya se había originado…debido al gran desarrollo religioso-cultural y
político militar de las ciudades estado yorubas y el llamado imperio de
Manicongo” (Valdés Bernal 1987:19). Al llegar al Nuevo Mundo, el sincretismo, que tiene lugar principalmente en los
núcleos urbanos, produjo el complejo religioso Osha-Ifá.
A Şangó le gusta ser santa
Bárbara. ¿Acaso estamos femeneizando el arquetipo de virilidad y fuerza de la
comunidad yoruba? ¿Nos estamos refiriendo a un caso de travestismo mitológico?
¿Estamos minimizando la constancia y la piedad de esa mujer que prefirió morir,
a traicionar a su fe? Nada de eso.
El culto de Şangó encontró, a
la altura psicológica de sus oficiantes, los esclavos, y a la luz de las
escasas libertades que estos disfrutaban, una vía para mantenerse en la
espiritualidad del yoruba: la transculturación.
La religión, el arte y la cultura cubana son “fruto
generado por [la] cópula de pigmentaciones y culturas,… nueva sustancia,… nuevo
color,… alquitarado producto de transculturación” (Ortiz 1974), entre la Europa
y el África fundamentalmente. El esclavo, obligado a rendir culto el 4 de diciembre, “por haberse perdido el
conocimiento de la oportunidad de su celebración africana” (Barreal 2001: 26)
a santa Bárbara; adoraba a su òríşà,
que en esta tierra tenía una imagen nueva.
Şangó es el dios de las
tormentas; el culto a santa Bárbara está vinculado a este fenómeno atmosférico.
Şangó es un òríşà guerrero cuyo atributo es un hacha bipene, santa Bárbara se
le representa con una espada (la espada matadora de sarracenos); elevada a
patrona de la artillería y de la soldadesca[iv].
A esta virgen la decapitaron, Şangó decapitado es reconocido en la tradición
oral de Ifá. En múltiples pattakíes de la tradición yoruba Şangó se viste de
mujer para escapar a sus enemigos[v].
Todas estas razones nos hacen ver con relativa facilidad el proceso que operó
en la mentalidad de los oficiantes lucumíes cuando fueron adoctrinados en la
“verdadera religión” que les imponía el colonizador.
El hecho de que la divinidad se
disfrazara en la tradición oral para sobrevivir a una amenaza tangible,
funcionó en la psicología de la comunidad como una señal mística,
convenciéndolos de la importancia de disfrazar su voluntad, como lo había hecho
su òríşà para llegar hasta ellos. Desde el batey hasta el cabildo se generalizó
una adoración a la entidad afrocubana Changó
(santa Bárbara- Şangó), a la cual se le oficiaba con los mismos cantos, y otros
nuevos, como las frutas y animales, conque en la sabana subtropical de Benin,
Dahomey y Togo se adoraba a Şangó, aàfín de Oyó, antepasado del clan.
A partir de la iniciación paulatina
de los colonizadores blancos, en esta “religión de negros”, desde la capilla de
la hacienda hasta la iglesia del altar mayor se rezaba al Changó afrocubano con
la misma liturgia católica conque se oficiaba en el Vaticano.
Sin embargo estas razones solo
explican la fusión entre estas divinidades que alcanzaron el reconocimiento
religioso de su comunidad por vías diferentes.
Şangó como divinidad activa, fuerza
energizante, en la imaginería de sus devotos, prefiere ser llamado en Cuba por
el apelativo de santa Bárbara. ¿Por qué? La razón es muy sencilla: nuestro
trabajo de campo nos ha develado que la mayor parte de los cubanos creyentes no
adoran a la virgen católica, sino a Changó
la entidad transculturada. Los santeros influenciados por la religión católica,
y por las influencias del espiritismo kardecianista no adoran al Şangó tribal,
al antepasado del clan, al sacerdote dador de las aguas y los fuegos, sino a la
simbiosis entre el òríşà africano y la virgen cristiana, -nos dice Barreal-
“Todo creyente, aunque haya pasado por el proceso de iniciación tan
marcadamente africano y recibido la deidad en piedra, la tendrá representada en su casa por su imagen
católica”(2001: 25, el subrayado es mío)
Por otra parte los
descubrimientos antropológicos y en la sociología han contribuido a enriquecer
el acervo cultural y ético de la religión afrocubana. La nueva entidad Changó (Şangó-
santa Bárbara[vi])
ha permeado la idiosincrasia del cubano no como una semisuma exacta de dos divinidades
individuales sino como arquetipo psicológico, que responde a las demandas
espirituales de un pueblo que ha conformado su existencia con la heterogeneidad
cultural de sus predecesores.
El pueblo cubano es un pueblo
de fe. Fe canalizada en la voluntad popular que reconoce a Changó como dios
cubano, resultado de la mezcla entre el homófono africano y una santa católica.
“[…] si en el negro africano había una simple yuxtaposición de las ideas
tomadas de las enseñanzas de la religión (católica) con las ideas y creencias
fetichistas traídas… en el criollo… hay una tendencia manifiesta e incontenible
a fundir esas creencias, a identificar
esas enseñanzas.” (Nina Rodrigues 1935:171, el subrayado es mío)
Este arquetipo religioso se
reconoce en Cuba a través del actuar y el pensar de “sus hijos”, de sus
protegidos, de sus iniciados.
A Changó le gusta ser santa
Bárbara porque en la espiritualidad del cubano ferviente el arquetipo
psicológico que representa no es el del antepasado de la nación cubana y su
linaje, ni el de hechicero del clan, ni el dador de buenas cosechas. Changó es simplemente
un símbolo para la comunidad religiosa afrocubana. Como arquetipo es al mismo
tiempo la fuerza implacable del fuego devastador, la relampagueante voluntad de
la justicia, la cólera del pendenciero vengativo sobre los enemigos cotidianos.
Es la jovialidad del festejo, la virilidad del libertino irresponsable, la
sonoridad del tambor, la soltura en el baile, la generosidad de la abundancia,
la comida y el otí,[vii]
la vivacidad de la palabra, la diligencia de la hospitalidad. Es la indoblegable
convicción en la creencia; hasta lo absurdo; la respetuosa irreverencia hacia
lo impuesto, la incontrolable rebeldía dieciochesca, la voluntad indoblegable
de una idea.
A Changó le gusta ser santa
Bárbara porque en la espiritualidad del cubano representa la idiosincrasia de
un pueblo mestizo “por la integración de los fermentos culturales traídos
por los negros de África y los blancos de Europa” (Ortiz 1974), pueblo que
adora al mismo tiempo a un dios vestido de mujer, y a una santa convertida en
guerrera, convencido que los dioses están por encima de trifulcas teológicas, que
no hacen más que dividir a los hombres.
A la santa Bárbara hispana le gusta ser ritmo de Changó…
Al aàfín Şangó le gusta ser Changó…, y cubano.
Bibliografía
Barreal Fernández, Isaac
|
2001
|
Retorno a las raíces. Editorial La Fuente Viva
|
De Souza Hernández, Adrián
|
2003
|
Ifá. Santa palabra. La ética del corazón. Ediciones
Unión, Colombia
|
Guanche, Jesús
|
1996
|
Componentes étnicos de la nación cubana. Ediciones
UNION. La Habana.
|
Febles Conde, Raúl
|
2006
|
Las voces de Ulkuma. (artículo inédito)
|
Ortiz, Fernando
|
1974.
|
La música afrocubana. Madrid: Ediciones Júcar.
|
Pichardo Moya,
Felipe
|
1945
|
Los indios de Cuba en sus tiempos históricos. Trabajo leído en Camagiiey,
en recepción pública la noche del 28 de septiembre de 1945. Academia de Historia
de Cuba. (versión digital) Documento de Microsoft Word, 144 Kb, 25 págs.
|
Nina Rodrigues, Raimundo
|
1935
|
O animismo fetichista dos
negros bahianos. Civilição Brasileira. Río de Janeiro. (consultado por
Barreal 2001: 97)
|
Valdés Bernal, Sergio
|
2003
|
El legado yoruba en el español de Cuba. Congreso Cultural Yoruba
|
Valdés Bernal, Sergio
|
1987
|
Las lenguas del África subsaharana y el español en
Cuba. Editorial Academia. La Habana.
|
[ii] En este
caso se ha reflejado el nombre con que se le reconoce en el canon católico, el
orden en que se instituyó su papado, el periodo comprendido de su Nuncio y la
acción concreta que realizó.
[iv] Las leyendas hagiográficas los presentaban luchando contra otros o contra
si mismos, vencedores unas veces y otras derrotados, gozando de la abundancia o
sufriendo humillación, a veces fortalecidos en su fe y otras flaqueándoles.
Pero, además, estos Santos católicos eran intercesores ante Dios, muy
especializados en ocasiones, a quienes estaban especialmente encomendada una
fuerza de la naturaleza, la prosperidad de los que ejercían determinado oficio
o alguna específica actividad social (Barreal 2001:22-23)
[v] Xangó es el dios del trueno y es representado
por los meteoritos, hacha de piedra o piedras de rayo. Santa Bárbara es a su
vez la patrona de las tempestades y los rayos…Como es el sentimiento de temor
provocado por este fenómeno físico del rayo y del trueno lo que constituye el
elemento fundamental de las creencias y originan la invocación a su patrono, la
identidad esencial de los protectores fue más fuerte que su diferencia de sexo.
(Nina Rodrigues 1935:173-174)
[vi] Muy
peculiar es el proceso de transculturación entre los nagó, en el candomblé
brasileño, “el dueño de los rayos se equipara a San Jerónimo (y más
recientemente San Jorge, N. del A.) y santa Bárbara ha pasado a identificarse
con Iansan- que entre nosotros más bien se le conoce como Oyá” (Barreal 2001:
98)
[vii]
Aguardiente utilizado en los rituales confeccionado a base de maíz.
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